El premier israelí, Benyamin Netanyahu, viajará la semana próxima a Moscú para discutir con el presidente ruso, Vladimir Putin, el despliegue militar ruso en Siria.
“(Netanyahu) presentará a Israel las amenazas que plantean el aumento del flujo de armamento avanzado al escenario sirio y el goteo de armas mortíferas a Hezbolá y a otras organizaciones terroristas” (sic), anunció el miércoles el despacho del mandatario israelí.
En semanas recientes, fuentes occidentales han difundido informes sobre un supuesto incremento de la presencia militar rusa en Siria, con el fin de combatir a la banda terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe).
En los últimos días, se ha conocido la preocupación israelí por el envío a Siria de avanzados sistemas de defensa aérea antimisiles Pantsir-S1, también conocidos como SA-22, que se prevé hagan casi imposible la continuación de los bombardeos israelíes contra el Ejército sirio, de los que el más reciente se produjo la semana pasada.
La artillería siria atacada por las fuerzas de guerra israelíes repelía en ese momento un ataque de bandas terroristas en el este de la capital, Damasco.
El lunes, supuestos responsables estadounidenses anónimos afirmaron a la agencia británica Reuters que Rusia había desplegado siete tanques T-90 en un aeródromo militar cercano a la ciudad costera de Latakia.
Fuentes oficiales rusas han declinado hacer comentarios al respecto, pero el presidente ruso, Vladimir Putin, recalcó el martes que su país seguirá prestando ayuda militar a Damasco para hacer frente a la ofensiva terrorista.
“Apoyamos al Gobierno sirio en su lucha contra la agresión terrorista, le otorgamos y vamos a seguir otorgándole ayuda militar y llamamos a otros países a sumarse a esta iniciativa”, declaró Putin.
Numerosos analistas han señalado que Daesh sirve los intereses del régimen de Tel Aviv, que según fuentes de la República de Azerbaiyán financia a los takfiríes mediante la compra de petróleo robado a Siria y a Irak.
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