jueves, 4 de agosto de 2016

¿A qué se debe la presencia permanente de soldados israelíes en la Patag...



fuente :Annurtv

La relación conyugal en el Islam

Modelo de familia en el Islam
La relación conyugal en el Islam
(Primera parte)
En base a diferentes libros de sabios musulmanes respecto a la familia en el Islam en especial el libro de “felices esposos “del autor: Ali Husainzadeh
Dios Altísimo, ha creado al hombre para perfeccionarse y convertirse en el representante y vicario de Dios en la Tierra. Él ha puesto esta capacidad en todos los seres humanos sin distinción de género.
El Islam considera que el hombre es un viajero que marcha hacia la obtención de sus objetivos. El florecimiento de muchas de las capacidades que Dios ha establecido en las criaturas está en relación con los demás.
Si una persona, en este largo viaje espiritual, tuviera un compañero íntimo, su camino hacia Dios sería más fácil y en este movimiento, a medida que él avanza, percibe y entiende su propia evolución, porque el papel de estos dos compañeros, que juntos recorren el camino de Dios, es como un espejo que en cada instancia del viaje le muestra al otro sus virtudes y defectos; así como también el grado de su avance o retroceso. Es por ello, que a Dios le agrada que sus siervos se movilicen bajo un sistema familiar.
Por lo tanto, el Islam mira a la familia como una institución educativa en la cual se educan tanto los cónyuges como los niños.
En el Islam, el casamiento y la formación de una familia tienen un especial rango para atravesar la escalera del progreso y alcanzar la perfección humana. Una familia que esté basada en la fe y en los criterios humanos tendrá garantizada la tranquilidad física y espiritual y, a través de la realización de la armonía, amor, solidaridad y concordia, se limpiarán todos los vestigios de desconcierto, desesperanza, cansancio corporal y psíquico.
En tal ambiente armonioso y luminoso, los esposos pueden ir de la mano y atravesar los rangos de felicidad uno tras otro. Una familia con estas características es el ideal del Islam que todos los miembros de una sociedad deben perseguir.
Sin duda alguna, llegar a obtener tal modelo de familia, necesita el conocimiento de todas las enseñanzas que nos brinda el Islam en cuanto a la relación entre los esposos y con los hijos en la familia.
Por ello, el Islam,  antes de formar una familia, pone a disposición todas las formas para poder elegir el mejor compañero que le ayude en su viaje espiritual y no se convierta en un obstáculo para su desarrollo espiritual.
Por tal razón, nosotros debemos conocer todos los factores que ayudan a los esposos para que alcancen esta familia ideal.
Parte de estos factores son éticos y otros son de comportamiento y, finalmente, existen los factores físicos y sexuales.
Factores éticos
Entre los diferentes factores mencionados, los factores éticos tienen una importancia elevada ya que analizan las características y estados que están arraigados en la persona.
Esta particularidad no es por períodos sino que, al igual que un pilar estable, deja efectos sobre la personalidad y le da fortaleza para que se enfrente con las tensiones sociales.
En esta parte, nosotros trataremos temas como castidad y pudor, buen carácter, buenas intenciones y pensamientos de otros, conformismo, entereza, evitar los caprichos, la envidia y la rivalidad.

Capítulo primero
La castidad y el pudor   
De entre las características que ayudan a los esposos a tener una familia ideal, es la castidad y el pudor de los esposos. Por lo tanto, aconseja mucho casarse con personas pudorosas y castas.
Definición de castidad y pudor (‘effat ua haia).
Effat, lingüísticamente, significa proteger al ego de los deseos y pasiones[1]Haia significa proteger el ego de la debilidad y defecto, así como también tiene el sentido de alejamiento de los asuntos viles.
Así como las inclinaciones del ego son diferentes en distintas personas y casos, la protección del ego (‘effat), también es diferente.
Por ejemplo, el ‘effat en un pobre es conformarse con lo que obtiene y proteger su ego de los deseos y pasiones, tal como se describe en la siguiente aleya.
 “Y los bienes que repartáis os benefician a vosotros mismos. No gastéis sino es buscando agradar a Dios. Y lo bueno que deis, volverá a vosotros y no seréis oprimidos.
Que sea para los necesitados que se encuentran en dificultades por su dedicación a la causa de Dios, sin poder desplazarse por la Tierra. El ignorante piensa que son ricos, por su discreción (‘effat). Los reconocerás por sus señales. Ellos no piden a la gente, molestándola. Cualquier bien que gastéis, ciertamente, Dios sabe de ello”. (Corán 2: 272, 273).
El término ‘effat, cuando se utiliza junto a la palabra riqueza, significa proteger al ego de los deseos que se arraigan en su riqueza.
Veamos la siguiente aleya del Corán:
“Examinad a los huérfanos hasta que lleguen a la edad de casarse y, si los consideráis maduros, entregadles sus bienes y no comáis de ellos, derrochándolos prematuramente, antes de que se hagan mayores. Y el que sea rico, que se abstenga de usar el bien del huérfano, y el que sea pobre que use lo justo. Cuando les entreguéis sus bienes, hacedlo ante testigos. Y Dios es Suficiente para llevar la cuenta”. (Corán, 4:6)
‘Effat en una persona que no tiene medios para casarse significa proteger su ego de deseos y pasiones a través de distintas vías.
La siguiente aleya nos describe esto:
“Y quienes no cuentan con recursos para contraer matrimonio que mantengan el celibato hasta que Dios les enriquezca con Su favor.
Y a quienes, de entre vuestros esclavos, deseen su escritura, escribídsela si sabéis que en ellos hay bien. Y dadles de los bienes de Dios que Él os ha otorgado.
Y, buscando obtener las ganancias de esta vida mundanal, no forcéis a vuestras esclavas a la prostitución si desean permanecer célibes. Pero si son obligadas, en verdad, Dios, tras haber sido ellas obligadas, es Perdonador, Misericordiosísimo”. (Corán 24:33)
‘Effat en las mujeres de edad avanzada es protegerse de mostrar sus adornos y no engalanarse para exhibirse (puesto que estas mujeres, según las aleyas coránicas, tienen permiso de no observar completamente el hiyab si son ancianas). No obstante, la misma aleya sugiere que vistan un hiyab completo y seguir el camino de ‘effat es mejor para ellos.
“Y las mujeres mayores que no tienen esperanza de contraer matrimonio, no cometen pecado si relajan su vestimenta sin llegar a mostrar sus adornos. Pero es mejor para ellas que se recaten”.(Corán 24:60)
Nuestras narraciones[2] también nos muestran la importancia de ‘effat en su forma general y, especialmente, enfatizan en controlar los deseos de comer y sexuales.
Dice el Imam Baqer (la paz sea con él): “No existe ninguna adoración más meritoria que ‘effat y protegerse frente a los deseos sexuales y de comer”.[3]
Esto nos demuestra que parte de la vulnerabilidad del ser humano se debe a sus deseos económicos y sexuales.
Dijo el enviado de Dios (la paz sea con él y su descendencia): “Lo que más hace caer a mi comunidad hacia el fuego son dos cosas, al batn (el estómago) ua al farj (deseos sexuales).[4]
Ahora vamos a analizar cómo es que ‘effat influye en la buena relación entre los esposos.
El príncipe de los creyentes, en su testamento a Muhammad Ibn Hanafíah, su hijo, dijo: “Quien no obedece a sus deseos pasionales hace que su personalidad se fortalezca”.[5]
De entre los más importantes deseos del ego se encuentra el deseo sexual. Por eso es que la castidad y pudor influyen en la buena relación de la pareja, de modo que el enviado de Dios considera que la castidad es de las mejores cualidades de la mujer.[6]
Analizando numerosos hadices al respecto, observamos que, junto a una invitación general hacia el ‘effat, algunos de ellos hacen una invitación especial a las mujeres.
Ahora nos surge una pregunta: “¿Cuál es el motivo del especial énfasis que se hace a la mujer?”.
La importancia de ‘effat (castidad) en la mujer
Se expresaron distintas opiniones respecto al origen de la ética sexual de la mujer como el pudor, la castidad y la tendencia a cubrirse frente al hombre.
Una de las más precisas es presentada por el sabio y mártir Muttahari: “Pudor, castidad y recato, son medidas que la mujer ha utilizado frente al hombre por inspiración divina”.
La mujer ha concebido, con su inteligencia innata, que desde el aspecto físico no puede igualarse al hombre y, por otro lado, ha encontrado un punto de esperanza en la misma necesidad que la creación divina ha puesto en el hombre, convirtiéndolo en la cristalización del amor y la búsqueda, y a la mujer la cristalización de ser amada y buscada.
Cuando la mujer sea consciente de su lugar y estatus frente al hombre, aprovechará el pudor y castidad para resguardar su estatus.
Asimismo, el famoso poeta Mulavi, da el ejemplo del agua y el fuego para hacer ver la importancia de la existencia de un obstáculo y separación entre la mujer y hombre, para proteger el estatus de ambos, y para valorización de la mujer. Él dice: “El hombre es como el agua y la mujer es como el fuego, si el obstáculo entre el agua y el fuego se elimina, el agua se apodera del fuego y lo apaga”.
Quiere decir que el valor de la mujer se garantiza cuando tiene pudor. De lo contrario, pierde su valor.
Él dice: “Si hay un obstáculo entre ambos, por ejemplo poner el agua en una olla y poner el fuego debajo de la olla, en este caso, el fuego, gradualmente, influye en el agua y le da calor, hasta tal punto que le da ebullición, hasta convertir todo su ser en vapor”.[7]
Así es cómo el enviado de Dios, a la vez que recomienda el pudor para la gente, lo considera, aún más bello para la mujer.[8] Y considera que la peor característica de la mujer es tener poco pudor.[9]
La castidad y el pudor es un factor eficaz para proteger y elevar la posición y personalidad de la mujer. No obstante, cabe destacar que el pudor de la mujer es valioso cuando es en relación con hombres ajenos y este comportamiento fortalece su relación con su propio esposo mientras que los hadices nos dicen que ser pudoroso frente al esposo, que es con quien Dios Altísimo nos permitió gozar, causa problemas en la relación conyugal.
Este tipo de pudor no es aconsejable en los dichos de nuestros Imames.
Dice el Imam Sadiq (la paz sea con él): “La mejor de vuestras mujeres es quien, cuando está con su esposo, se saca la vestimenta de pudor y cuando se viste para salir, se viste con la armadura del pudor”[10].
Quiere decir que una buena mujer es aquélla que al salir de su casa se viste con la vestimenta del pudor y la castidad para que la protejan, al igual que un escudo y armadura. Caminar con seriedad, de modo que las flechas de las miradas de viciosos jóvenes no tengan permiso de chocar con ella. No obstante, en su intimidad con su esposo, cualquier ternura y métodos de atracción hacia éste no sólo están permitidos, sino que son aconsejables.
La mujer creyente tiene que conocer en cada situación cómo comportarse.
Conocer distintos ejemplos de ‘effat
  1. ‘Effat en las relaciones sexuales
La característica más sobresaliente de ‘effat es el control de las pasiones en las relaciones sexuales.
En las narraciones, este tipo de pureza, luego de conocer a Dios, se halla entre las cualidades más exaltadas.
Dijo el Imam Ali Ibn al Husain (la paz sea con él): “No hay nada más amado para Dios, -luego de conocerLo- que el ‘effat en el deseo de comer y sexual”[11].
Y Dios, Altísimo, en el sagrado Corán, permite el goce sexual únicamente con sus esposas y esclavas. [12]
“Aquellos que protegen sus partes privadas,
Excepto de sus esposas o de sus esclavas, pues entonces no son censurables.
Quienes busquen más allá de esto, serán transgresores.” (Corán, 23: 5,6.)
En la siguiente aleya se invita a la gente que no tiene posibilidad de casarse a que mantenga su castidad y pureza y a alejarse de cualquier impureza en sus relaciones.
(ver la continuación en archivo pdf)

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[1] Hasan Mustafavi, “At tahqiq fi kalimatiQur’anilkarima”. Tomo 8 p. 180
Ibid, Tomo 2,  p. 338
[2] Sheij Hurr Ameli, Uasa-ilu shia, Tomo 15, p. 249.
[3] Ibid.
[4] Ibid
[5] Ibid, p. 250
[6] Ibid, Tomo 20, p. 29.
[7] Murteza Motahari, “La cuestión del hiyab”.
[8] Maymu’eie barram, Tomo 2, p. 18
[9] Mirza Husain Nurí, Mustadrakul Uas-el, Tomo14, p. 165.
[10] Muhammad Ibn Ia’qub Kulaini, Al Kafi, Tomo 5, p. 324.
[11] Hasan Ibn Shu’ba Harrani, Tuhaful ‘Uqul, p.282.
[12] Esta aleya hace referencia a la época en que aún existían esclavas y, a pesar de que el Islam ha tomado medidas para su abolición, ésta fue paulatina. De todos modos, esta aleya muestra que aún las esclavas que estaban solteras, como tenían que estar al servicio de su amo permanentemente, pasaban a formar parte de la casa y eran consideradas permitidas para mantener relaciones sexuales con el amo si éste lo deseaba, al igual que sus esposas, aunque sus esposas tenían otro estatus. Pero el Islam no permitió que tenga relaciones con aquellas esclavas que estuviesen casadas.
[13] Hasan Ibn Abal Hasan Deilami, “A’lamu din”, página 292.
[14] Los mahram son los familiares consanguíneos de línea ascendente y descendente, que no pueden casarse con la mujer y con quienes no hace falta que la mujer se cubra con su hiyab. También son mahram quienes se relacionan directamente por causa de casamiento y por amamantamiento. La Sura Nur, aleya 35 explica en detalle quiénes son considerados mahram.

¿Qué significa “Dios es la luz de los cielos y de la tierra? ¿Es Él una luz física?

Dios es la luz de los cielos y de la tierra
Por: Ayatolá Mahdi Hadavi Tehrani
Traducción: AbdulKarim Orobio

¿Qué significa “Dios es la luz de los cielos y de la tierra? ¿Es Él una luz física?
Sin duda, la “luz” mencionada en el versículo de la Luz (Al-lah es la luz de los cielos y de la tierra…) no es una luz física y tangible. La luz tangible es propia de las características y cualidades accidentales de los existentes materiales. Es por eso que los argumentos que niegan la corporeidad de Dios niegan que se pueda percibir a Dios como una luz material tangible. Además, son muchos los versículos del Corán que niegan la posibilidad de una percepción visual a Al-lah, desaprobando cualquier tipo de similitud entre Él y sus criaturas.
Por lo tanto, cuando Al-lah se refiere a que Él es “la luz de los cielos y de la tierra” ciertamente que no significa una luz tangible.
Luz, por definición es aquello que está esencialmente manifiesto y hace que otras cosas se manifiesten y sean visibles también; es evidente y hace que otras cosas también lo sean; es aparente y hace que otras cosas sean aparentes. Esta definición se aplica tanto a la luz sensorial--como la luz del sol, las estrellas y la de una lámpara—y a la luz suprasensorial—como al conocimiento y la fe. Por supuesto, lo que viene a la mente al escuchar la palabra “luz” en principio es una luz sensorial. Pero al analizar la definición de luz (aquello que está esencialmente manifiesto y hace que otras cosas se manifiesten) uno ve que se puede aplicar la palabra “luz” a los asuntos espirituales, porque estos iluminan al espíritu, al ser interior y éste uso también se encuentra en el Sagrado Corán, donde, habla de la fe como una luz que se le ha concedido al creyente. Además, también los místicos utilizan la palabra luz para referirse al “amor”
Ya que la Esencia Divina es brillante y manifiesta y es también la causa que da brillo y hace a otras cosas manifiestas—porque Él es el creador y dador de la existencia---es correcto utilizar la palabra Luz para denotar a Al-lah. Por otra parte, como la causa que hace que otras sean aparentes a otras es su existencia, debe concluirse que el ejemplo más apropiado de luz es la existencia en sí misma. Por lo tanto, Al-lah es el mejor ejemplo de luz. Al-lah es el único ser en realidad manifiesto por sí mismo que hace que otros se manifiesten. Entonces, debe decirse que Él es la luz que ilumina a los cielos y la tierra.
Además, llama la atención que “los cielos y la tierra” es un alusión a la totalidad del mundo del ser, a todas las criaturas terrestres y celestiales, a los mundos ocultos y evidentes, no únicamente a los cielos que están encima de nosotros o la tierra que habitamos. De aquí el significado de “Al-lah es la luz de los cielos y la tierra”, es que Al-lah es la luz de todo el universo.
El motivo por el cual se utiliza la palabra luz en lugar de creador es para resaltar el hecho que, así como la luz está manifiesta y como tal no necesita de nada más para irradiar luz sobre sí misma, Dios también está manifiesto, es evidente y no necesita de un intermediario para iluminarse a Sí mismo. Entonces, los gnósticos en línea con las enseñanzas de los profetas e Imames (a.s.) han dicho que todas las criaturas deben ser entendidas bajo la luz de Al-lah; no debemos intentar identificar a Al-lah por medio de Sus criaturas y efectos. Para los amigos de Al-lah, todo se manifiesta bajo Su luz y no se percibe nada más esta. Si no fuese por la Luz Divina, todo se sumergiría en oscuridad e inexistencia.
Por lo tanto, el punto primordial que se entiende en esta aleya es que Al-lah llega a ser conocido por todas Sus criaturas porque la apariencia de todas las cosas deriva de Su Evidencia e Iluminación. Él está manifiesto en toda Su Esencia y por lo tanto Su oscuridad ante los ojos del ciego intelectual se debe a la intensidad de Su luz; “Oh Tú, que estas oculto por la intensidad de Tu luz, Tú que estas manifiesto pero oculto dentro de Tu Manifestación”
Otro punto que se concluye de esta aleya es el hecho que Al-lah, según el Islam, es reconocido como “luz” no “La Luz más Grande”. La creencia Maniquea de que Al-lah es La Luz Mayor (una luz física similar a otras luces, pero mayor y más elevada) no es una creencia correcta. Según el Corán, Al-lah es “pura luz” y es suprasensorial. Él es la única luz en el mundo de la existencia y todo lo demás es “oscuridad”. Según vemos en algunas suplicas; Él es “la Luz de las Luces”. Es decir, Él es la luz verdadera, y si existe alguna otra, es gracias a Su existencia y Luz.
Respuesta Detallada
Sin duda alguna, cuando decimos que Al-lah es luz, “Al-lah es la luz de los cielos y la tierra”[1], el Corán no intenta representarlo como una luz física. La luz tangible es una creación más entre las creaciones de Al-lah, como lo menciona claramente en la primera aleya de la Sura An’am:
“Todas las alabanzas pertenecen a Al-lah, Aquel que ha creado los cielos y la tierra y estableció la oscuridad y la luz”[2]
Los filósofos musulmanes, teólogos y exegetas del Corán dieron pruebas sólidas para negar cualquier aspecto corpóreo en Dios.[3] Por lo tanto, usar la palabra luz para referirse a Él no denota una luz sensorial, la cual es física o una característica de la materia.
Entre los teólogos-exegetas, Fakhr Razi probablemente analizó este tema en más detalle que cualquier otro. En su exposición acerca del Versículo de la Luz, formuló seis argumentos racionales de porque Al-lah no puede tener un cuerpo y por lo tanto la luz mencionada en la aleya no puede significar una luz material y tangible.[4]
Mucho más importante es que, muchas aleyas en el Corán niegan la temporalidad (huduz[5]) y corporeidad de Al-lah.
Además, La aleya que dice: “Nada se compara a Él”, que se repite varias veces en el Corán, niega la posibilidad de cualquier semejanza de Al-lah con otro ser existente. Por lo tanto, Dios es Luz, no se refiere a la naturaleza de una luz sensible, porque ésta tiene muchas representaciones (en tanto que Al-lah, de ninguna manera se asemeja a algún fenómeno físico)
Al analizar el significado de la palabra “Luz”, ‘Al-lamah Tabātabā’i explica:
“La palabra luz transmite un significado común y es: aquello que ilumina a los cuerpos oscuros para que podamos verlos, entonces, luz es algo por medio del cual las cosas se vuelven aparentes y visibles. Por supuesto, la luz en sí está manifiesta y visible; no hay otra cosa que la ilumine. Entonces, luz puede definirse como aquello que en su esencia está manifiesto y hace que otras también lo sean. Este es el primer significado que se le dio inicialmente a la palabra luz. Posteriormente, la palabra fue utilizada por medio de una alegoría o designación secundaria (waz’ zanawi), para denotar a lo que hace que los seres tangibles sean visibles. A un nivel posterior, fue utilizada también para las realidades supra sensoriales. Es en este sentido que el intelecto es definido también como una luz que revela a los inteligibles. Todos estos diferentes usos surgieron al analizar el significado inicial de luz: “Lo que está esencialmente manifiesto y hace que otras cosas sean manifiestas”.[6]
Lo que se entiende inicialmente por luz es la luz sensible que emana de los objetos iluminadores—tales como el sol, las estrellas, y las lámparas de fabricación—sin las cuales estaría el mundo en tinieblas.
Por su puesto, la esencia y la definición de luz desde el punto de vista de los físicos es un tema totalmente diferente. Estos pueden considerar a la realidad de la luz como algo aún por desentrañar y es posible que tengan diferencias al respecto, pero[7] lo cierto es que en el mundo material existe algo llamado luz que se irradia desde los objetos luminosos, técnicamente denominados “fuentes de luz”. Sin embargo, el uso de esta palabra no se limita a la luz tangible. Puede aplicarse a lo que “está manifiesto y manifiesta algo” o, en otras palabras, todo lo que “es aparente y hace que lo demás sea aparente”. Por ejemplo, por lo general nos referimos al conocimiento como luz, porque es claro en su esencia y también derrama luz sobre otras realidades.
Con respecto al creyente, el Corán dice:
“Así es como hacemos que a los incrédulos les parezca bien lo que hacen”.[8]
Por lo que en la terminología Coránica, la fe es “Luz”, y puesto que la fe ilumina al corazón del creyente, le muestra su destino, y lo guía hacia la felicidad, es correcto este uso para la palabra luz. Es algo parecido a la referencia que hacen los místicos al definir amor como luz. Rumi dice:
“El amor ha triunfado y Yo he sido conquistado;
Como la luna, estoy iluminado con la luz del amor·.[9]
Cuando se utiliza la palabra Luz al referirnos a Al-lah es correcto, éste uso se da en el Corán y en las narraciones.[10] Pero debemos ser cuidadosos al decir “Al-lah es Luz”, no debemos pensar que es una luz material, por el contrario, la Esencia Divina está manifiesta y es manifestadora. Lo evidente y claro de algo se debe a la emanación de Su Esencia. Sin embargo, nada Lo ilumina. Entonces, podemos decir correctamente que Dios es Luz.
Al-lamah Tabātabā’i escribió:
“Ya que es la existencia de todo, es la causa de que los otros se manifiesten, por lo tanto, la forma más elevada de luz es la existencia en sí misma. Aún más, puesto que la existencia de los seres contingentes depende de que su existencia les ha sido concedida por La Realidad (Dios). Él es el ejemplo más perfecto de luz. Él es Aquel que está manifiesto en esencia y también permite que otros sean manifiestos. Todos los demás seres existentes se hacen manifiestos y existentes por Su virtud, y este es el significado de la aleya: “Al-lah es la luz de los cielos y la tierra”.[11]
Según lo explicado, puede entenderse el significado de la aleya de la Luz: Al-lah es el Creador e Iluminador de los cielos y la tierra. Por medio de la expresión “los cielos y la tierra” se quiere decir, todo el mundo de la existencia; todos los existentes celestiales y terrestres; los mundos visibles e invisibles.[12]
 “Los cielos y la tierra” no son únicamente el cielo el cual podemos ver encima de nosotros y la tierra no es únicamente ésta que habitamos. El significado de las aleyas es que Al-lah es la luz del universo entero. La razón por la que la aleya utiliza esta palabra en lugar de Creador es para indicar que así como la luz es visible por sí misma y no necesita de nada que la haga visible, Al-lah, no tiene creador y no existe otro agente que derrame luz sobre Él. Él es un ser manifiesto, claro y auto evidente. No se necesita de argumento para demostrar Su existencia. Él es el Creador de todos los demás existentes en el mundo de la existencia. En palabras de Hayi Sabzawari: “Oh Tú, que estás velado por la intensidad de Tu luz”.[13]
Por lo tanto, como lo dicen los místicos al seguir las enseñanzas de los profetas e Imames (a.s.), Al-lah está manifiesto al nivel más elevado; Es absolutamente evidente y entonces, no se necesita de la mediación de Sus criaturas para revelarlo. En otras palabras, para argumentar sobre la existencia de Al-lah, uno debería utilizar el argumento a partir de la Causa, más que a partir del Efecto. Primero debemos comprehender a Al-lah y posteriormente por medio de Él, a sus criaturas, no a la inversa.
Basado en esta realidad la súplica de ‘Arafa (por el Imam al-Husayn) dice: “Oh Dios, la distracción que me causan Tus efectos y criaturas, no me dejan Verte”
En la Suplica de Kumayl, el Comandante de los Creyentes, el Imam Ali ibn Abi Talib dice: “Por la luz de Tu rostro, que ilumina todas las cosas” Si no fuese por la luz de la Esencia Divina, todo sería oscuro. Es decir, nada existirá, y todo estaría rezagado en las tinieblas de la inexistencia.
Sin la luz de la Esencia Divina, la sombra de no-existencia abarcaría a todo; la oscuridad que resultaría no sería como la de la noche (sería la oscuridad de la inexistencia).
Vale la pena decir que Al-lah es la luz absoluta. Respecto a Él no existe otra luz. Todas las otras luces cuando se comparan con Él son oscuridad, porque el único ser que se manifiesta por Su propia Esencia es Al-lah. Todos los otros seres que se manifiestan y que iluminan a otras criaturas, en su esencia son oscuridad. Es Al-lah Aquel que les ha concedido esta facultad.
Con respecto a ésta luz es que Al-lamah Tabātabā’i dijo:
“Se puede deducir que Al-lah no está oculto para ningún ser, porque la develación de todas las cosas, para sí mismas y para otros se deriva de la iluminación de Al-lah. Si Al-lah no hubiese iluminado o dado la existencia, nada habría existido. Se puede concluir que la frase ‘Al-lah es la luz de los cielos y de la tierra, se refiere a la luz Divina que lo abarca todo, fuente del universo, la luz a la cual todas los seres le deben el poder estar manifiestos, la luz que equivale a la existencia de todo. Esta es la Misericordia Divina Abarcadora”.[14]
Según el Corán, Al-lah, el Supremo, no es un Dios ausente ni oscuro en su esencia, revelado por Sus criaturas. Este concepto es erróneo y simple. El conocimiento real es comprender el mundo por medio de Al-lah, no a la inversa. Y este versículo confirma que Al-lah está en la cúspide de la claridad y de la evidencia.
Otro punto que se puede inferir de esta aleya es que Dios es Luz, no como “la luz mayor”, lo que implica que hay otras luces similares, algunas más brillantes y otras menos brillantes y que Al-lah es el más grande. Según el Corán. Existe únicamente una luz y es Dios, y todo lo demás es oscuridad e inexistencia. Es verdad, sin embargo, al comparar a las criaturas entre sí, algunas son luz y otras no lo son—por ejemplo, el conocimiento, la fe, el intelecto, etc., son luz. Pero estas han obtenido su luz de Al-lah.
Entonces, con respecto a Al-lah, no existe otra luz, o en otras palabras, Él es “La Luz de las Luces”[15] Él es la luz de todas las luces, en lugar de ser la Luz mayor. Por lo tanto, la creencia de que Dios es la luz mayor, denota que es del tipo de luces sensoriales, siendo la mayor y más brillante, creencia atribuida a los Maniqueistas, esto es algo falso.
Por último, vale la pena mencionar la respuesta del Imam Reza (a.s.) a Abbas ibn Hilal, quien le preguntó al Imam acerca del significado de La Aleya de la Luz. “Él es la guía de los habitantes de los cielos y de los habitantes de la tierra.”[16]

Fuente: Fe y Razón; Preguntas de Teología Islámica
Editorial Elhame Shargh
Derechos reservados
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Fundación Cultural Oriente

[1] (24: 35)
اَللٌّهُ نُورُ السَّمٌوَاتِ وَ الأَرْضِ
[2] (6: 1)
وَ جَعَلَ الظُّلُمٌتِ وَ النُّورَ
[3] Estas pruebas pueden hallarse en Kashf al-Murad fi Sharh Tayrid al-I’tiqad, pág. 287 y Nihayāt al-Hikmah, pág. 275
[4] Al-Tafsir al-Kabir, vol. 22, pág. 224
[5] Por temporalidad queremos decir que Dios tuvo un inicio.
[6] Al-Mizan, vol. 15, pág. 122
[7] Tafsir Surat al-Nur, por Murteza Mutahhair, pág. 101
[8] (6: 122)
[9] Maznavi, Nota 6
[10] Nur (Luz) es uno de los nombres de Dios.
[11] Al-Mizān vol. 15, pág. 122
[12] Tafsir Surat Nur, por Murteza Mutahhari, pág. 98
[13] Manzumah, capitulo Hikmah.
[14] Al-Mizān 15 pág. 123
[15] En el Mafātih al-Yinān hay una súplica llamada “Nur (Luz). En ella leemos: “Oh Luz de Luz”.
[16] Al-Tauhid, ch. 14, no. 1